Desde que llegamos a Lomela, hemos podido conocer a mucha
gente. Con quienes más hemos podido profundizar, dentro del tiempo del que
disponemos, ha sido con los jóvenes.
Para empezar, son los que hablan francés, ya que en el colegio empiezan a estudiarlo a los 6 años, y
hasta que no son un poco más mayores no lo hablan bien y sin timidez. Por otro
lado, no tienen ningún miedo a dar su
opinión, algo que para nosotros ha sido una gran fuente de información. Son conscientes de la situación de su país,
se interesan por la política, la moda y la actualidad, e intentan estar al día,
dentro de lo que pueden. Incluso las chicas parece que empiezan a tomar
consciencia de que son iguales que los chicos, aunque aún queda mucho trabajo
por hacer en ese campo, ya que se casan y tiene hijos muy jóvenes. De hecho,
hay muchos casos de abandono en el instituto porque se quedan embarazadas.
Sin embargo los hombres, en ocasiones (raras), pueden
seguir estudiando a pesar de estar casados. Es el caso de nuestro amigo Freddy,
que si todo va bien podrá marcharse a Kinshasa el próximo curso para comenzar
la universidad. Tiene 23 años, es despierto, con iniciativa y asertividad, esa
palabra tan de moda últimamente… Está
casado y tiene una niña de 6 meses.
Cabe decir que, llegar de Lomela a Kinshasa, donde están las
universidades, no es precisamente tarea fácil. Para empezar se debe llegar a
Lodja por transporte terrestre: en moto (unas 8 horas) o en coche (unas 6
horas), esto si tienes suerte porque, si no puedes permitírtelo, te toca a pie
o en bicicleta.
Conseguir un vehículo es complicado, básicamene porque no
hay. Es necesario coincidir con alguien que vaya para allá, o alquilar una moto
con conductor. Los vehículos no son algo que tenga todo el mundo. De hecho, una
gran mayoría de la gente nunca ha montado en un coche (de ahí las imágenes que
todos hemos visto de grupos de niños en África corriendo detrás de los coches).
Además, hay que llenar el depósito de carburante, para lo que es necesario
traerlo de Lodja en bidones, y el transporte obviamente repercute en el precio
final del producto. No voy a entrar en detalles del estado de la
carretera-más-bien-camino de tierra lleno de socavones que une las dos
poblaciones.
Una vez consigues llegar a Lodja, debes tener un billete de
avión (más bien avioneta), que te dejará en Kinshasa. El coste es de 700
dólares americanos ida y vuelta. Aquí no hay Ryanair, ni competencia, el
vuelo sale dos veces por semana (tiene la misma frecuencia que la ruta contraria, de Kinshasa a Lomela) y, por supuesto, no existe el Yield Management. Es decir, no tienes la
posibilidad de conseguir un vuelo más barato, el precio final siempre será de
350 dólares por trayecto, y no hay ningún descuento si compras los dos
trayectos.
Una vez has llegado a Kinshasa, necesitas pagar la matrícula
de la universidad, encontrar alojamiento y comer. (Y costear los materiales... y
pagar por el material necesario...y echar de menos a tu familia, a tu mujer y a
tu hija).
Para finalizar los estudios que a Freddy le gustaría hacer,
necesitaría estar en Kinshasa durante 6 años ( y aprobar todo a la primera,
claro…) Sin embargo, él dice que, como su familia es pobre, se conforma con
poder terminar los primeros años y, si tiene suerte, hacer la especialización.
Le pregunté si en algún momento iba a poder llevar consigo a su mujer y a su
hija, teniendo en cuenta que podría estar allí 6 años… Freddy no lo sabe,
espera que sí… pero se inclina más hacia el no…
Sin embargo, eso es lo que más desea Freddy: ir a la
universidad. Le apasiona la informática y sueña con un futuro mejor para él y
su familia. Freddy tiene suerte, mucha suerte. Hemos conocido a muchos jóvenes
que nos han pedido ayuda para poder hacerlo, pero no es tan fácil…
Justin, de 19 años, es profesor de Física y Química en el
instituto de Lomela y ha llegado aquí desde su lugar natal, a 350 Km de
distancia, para enseñar, a cambio de un salario que nunca llega, porque el
estado ha abandonado completamente la educación. Justin terminó el instituto y
vino a Lomela, lejos de su familia, y sueña con ir a la universidad.
Terese, la hermana de Freddy, no tiene los medios para ir,
también nos ha pedido ayuda económica. A Jacko le gustaría ser médico. Además le encanta la
fotografía, y cuando vio mi cámara me preguntó que cuanto costaba una cámara
así en España. Cuando se lo dije, me dijo que era muy caro, que no podía
permitírselo, al igual que la universidad. En Lomela es el “fotógrafo oficial”,
ha conseguido una cámara simple y se dedica a hacer e imprimir fotos. Alexandre empezó la carrera de medicina, pero tuvo que
dejarla por falta de medios. Podría seguir, pero creo que no es necesario.
Son historias reales de gente que sueña con estudiar, que tiene la ambición de progresar para tener algo que poder ofrecerle a su familia y la inquietud de aprender y conocer lo que se esconde más allá de su humilde poblado. Historias de personas que simplemente sueñan con un futuro mejor.
Este post ha sido escrito por Lidia A.